Aprovechamiento de las potencialidades de la diversidad cultural cubana en el autodesarrollo comunitario
Aprovechamiento de las potencialidades de la diversidad cultural cubana en el autodesarrollo comunitario

Introducción

El tema de la diversidad cultural ha devenido centro del debate científico en los últimos años, lo cual ha condicionado la existencia de disímiles posturas en cuanto al análisis y comprensión del fenómeno, por parte de investigadores y estudiosos de la cultura, cuyos esfuerzos rebasan cualquier paradigma anterior, que haya tratado de explicar los complejos procesos de intercambio cultural.

Abordar el término amerita un espectro amplio, que de ninguna manera se reduce a la lengua, la etnia o la religión, sino que tenemos ante sí un fenómeno universal, ubicado en la esencia de cada proceso social y que refleja la multiplicidad e interacción de las culturas que coexisten en el mundo y que, por ende, forman parte del patrimonio común de la humanidad. Implica, por un lado, la preservación y promoción de culturas existentes y, por otro, la apertura a otras culturas[1]. Su estudio ha sido abordado preferentemente como parte de las consideraciones sobre la identidad cultural, lo que ha condicionado ciertos reduccionismos de su importancia y significación.

En los momentos actuales, marcados por los efectos de la globalización neoliberal como proceso contradictorio y excluyente, que impacta a todas las sociedades y afecta prioritariamente la identidad, el tema de la diversidad cultural se redimensiona y por ello se hace frecuente en los intentos de enfrentar los retos del mundo globalizado.

Algunos autores muestran su preocupación por el uso manipulado e intencionado que se hace frecuentemente de esta problemática. “El término cultura debe convertirse en sinónimo de pluralismo, de respeto a la identidad del otro, de no un uso de la diferencia para legitimar una dominación”[2]. La búsqueda de sociedades más democráticas y plurales supone procesos sociales que se afirmen y proporcionen, desde la base, en la experiencia de vivir en democracia y en el respeto a la diversidad, erradicando la filosofía de la marginación, la exclusión y la discriminación y promoviendo modelos basados en la participación ciudadana, la cooperación y la integración. En este sentido toda política social ha de ser formulada en términos de totalidad a partir de la ampliación de las oportunidades del ser humano como ente social e individual pero siempre diverso.

La importancia de la diversidad cultural quedó reflejada cuando en el año 2001 se publicó la Declaración Universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural y la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 21 de mayo día de la diversidad cultural adoptada por la 31 reunión de la Conferencia General de UNESCO, celebrada en París el 2 de noviembre de 2001. Como se señala en la presentación de dicha declaración, “Se trata de un instrumento jurídico novedoso que trata de elevar la diversidad cultural a la categoría de ‘Patrimonio común de la humanidad’ y erige su defensa en imperativo ético indisociable del respeto de la dignidad de la persona[3].

Este tratamiento puso la temática que se trata en un nivel de interés priorizado, especialmente en países y regiones donde la complejidad de los procesos culturales ocurridos en el pasado o en pleno desarrollo, exigían una atención más cuidadosa.

En este sentido Cuba no es una excepción, la conformación de la cultura cubana se presenta como un complejo proceso resultado de la imbricación de diversos modelos étnicos que persistieron en el territorio cada uno en su momento histórico y social, aportando sus características al proceso de cristalización del etnos-nación.

La producción azucarera fue responsable de la introducción de centenares de miles de esclavos africanos, sustituyendo la masa aborigen exterminada durante la colonización española, con el objetivo de satisfacer las necesidades de los productores de azúcar. Las nuevas exigencias de la industria azucarera en la etapa neocolonial, favoreció nuevos flujos migratorios, lo cual propicio una diversidad en nuestra cultura.

De lo anterior se deriva que este  tema  constituya una prioridad dentro de la política cultural de nuestro país la que apunta hacia una cultura general integral, con gran fuerza en los últimos años, ocupando un papel fundamental el estudio y mantenimiento de las raíces culturales de las cuales forjadas en un proceso de transculturación[4]. Sin embargo, en ocasiones la diversidad cultural no se visualiza en función del desarrollo, quedando relegada a acciones ocasionales que no arrojan resultados favorables.

La provincia Ciego de Ávila no está ajena a esta realidad, ella, por su historia y las características de su configuración histórica y poblacional, resulta un laboratorio excepcional para la comprensión de las dinámicas sociales. Es una provincia donde predomina la agricultura y la industria azucarera, con una insuficiente mano de obra para enfrentar los periodos críticos, lo cual  propició la reanimación de la zona,  a partir de la recepción de inmigrantes de diversos puntos y territorios del país e incluso del extranjero, en este caso, predominantemente caribeños, los cuales aparte de contribuir en gran medida al desarrollo de nuestra industria, ejercieron una gran influencia en nuestra cultura local, caracterizada por una rica diversidad cultural, expresada en el predominio de manifestaciones culturales tradicionales que identifican y distinguen el territorio.

A partir de lo anterior se plantea como problema la siguiente interrogante: ¿Cuáles son las implicaciones socioculturales del proyecto para el aprovechamiento de las potencialidades de la diversidad cultural en la provincia avileña?

Como objetivo general se propone: Determinar las implicaciones socioculturales del proyecto para el aprovechamiento de las potencialidades de la diversidad cultural la provincia avileña.

Se empleó la Metodología para el Autodesarrollo Comunitario del Centro de Estudios Comunitarios de la Universidad "Marta Abreu" de las Villas, pues permite contar con un instrumento teórico y metodológico efectivo que promueve la transformación crítica del individuo, de un grupo, de una comunidad, a través del reconocimiento real de sus propias contradicciones. Este asume como enfoque los supuestos de la investigación acción -participativa, pues permite hacer más eficiente el proceso de tratamiento a determinadas problemáticas a partir de la participación conjunta profesional-investigador y la población incorporada al estudio.

Los principales resultados de la presente investigación lo constituyen el incremento de la participación real de los miembros de la comunidad en los procesos de diagnóstico, planificación y sistematización del proyecto, cambio de imagen de los sujetos comunitarios convirtiéndose en entes más activos, mayor tratamiento a la pluralidad con la activación de las peñas culturales, se observa un mayor reconocimiento de la riqueza de la diversidad cultural que caracteriza el territorio por los sujetos comunitarios.

Desarrollo

La construcción de una sociedad de nuevo tipo en nuestro país se presenta como un contradictorio proceso, lo cual tiene su reflejo en las comunidades, las cuales poseen características específicas y son reflejo de la diversidad que caracteriza la sociedad cubana.

En este sentido el tratamiento a la diversidad cultural es un problema social y político, que exige un reforzamiento del papel de las instituciones culturales alejándose de las trabas organizativas que permeaban su actividad anteriormente, desarrollándose acciones de promoción, y reanimación de la comunidad, que legitime la capacidad protagónica de esta en la construcción de su proyecto cultural y en la transformación de su realidad, superándose las contradicciones existentes entre grupos.

En el presente escrito se fundamenta el trabajo comunitario como potenciador de la conciencia crítica y la disposición al cambio encaminado a transformar las formas de pensar y actuar, con respecto al aprovechamiento de la diversidad cultural en la comunidad.

Diversidad cultural: fundamentos históricos, conceptuales y referenciales

La cultura, a pesar de la diversidad de interpretaciones que puede darse a este término, encierra la visión de un sistema múltiple de elementos materiales y espirituales resultantes de la actividad social de los hombres a través del tiempo lo que se refleja no solo en su carácter histórico sino por su transformación dinámica. Nada humano parece escapar a este concepto. En cada país coexisten variadas expresiones culturales que conforman una diversidad cultural.

Desde tiempos remotos ya se presenta la diversidad, en dependencia del grado de desarrollo alcanzado por cada grupo. De esta forma mientras unos se dedicaban a actividades primarias como la recolección, la caza y la pesca, otros practicaban una agricultura rudimentaria y otros, rebasando los límites de la comunidad primitiva, desarrollaron una agricultura avanzada, con expresiones culturales, capaces de distinguirla de la totalidad, sucedió con las grandes culturas de la Antigüedad, cuyos aportes indiscutiblemente están presentes en el proceso formativo de las culturas de pueblos posteriores.

 Refiriéndose a las comunidades primitivas, Engels[5] apuntaba como los diferentes niveles de desarrollo en el seno de dicha comunidad llevaron a la división social del trabajo; e incluso su excedente, apropiado por una parte de la población, lo que trajo consigo el germen de las diferencias de clases, creándose una nueva diversidad, de carácter socioeconómico que se suma a las existentes.

Así la diversidad cultural se manifiesta por la diversidad del lenguaje, de las creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura social, en la selección de los cultivos, en la dieta y en todo número concebible de otros atributos de la sociedad humana.

Esta problemática ha sido especialmente atendida por la Antropología sociocultural y para ello ha utilizado diversos criterios y enfoques al abordar la diversidad cultural humana. Desde las concepciones de Tylor en el siglo XIX, seguido por las concepciones evolucionistas y difusionistas, pasando por Boas y las doctrinas del relativismo cultural, Malinowski y su funcionalismo, Levi-Strauss y su estructuralismo, y otros que harían excesivamente larga esta relación, la antropología ha venido constatando y explicando la dinámica diversificadora de los procesos culturales.

No podemos obviar de este análisis los presupuestos teóricos del marxismo: Carlos Marx a pesar de la opinión generalizada, puso atención en el análisis de las cuestiones culturales, específicamente en su relación con el resto de la estructura social. Según la propuesta teórica de Marx, el dominio de lo cultural (constituido sobre todo por la ideología) es un reflejo de las relaciones sociales de producción, es decir, de la organización que adoptan los seres humanos frente a la actividad económica. El gran aporte del marxismo en el análisis de la cultura es que ésta es entendida como el producto de las relaciones de producción, como un fenómeno que no está desligado del modo de producción de una sociedad. Asimismo, la considera como uno de los medios por los cuales se reproducen las relaciones sociales de producción, que permiten la permanencia en el tiempo de las condiciones de desigualdad entre las clases.

Por su parte otra ciencia, la sociología, en la tercera década del siglo XX tuvo un notable impacto, sobre todo en Estados Unidos, donde se multiplicaron los estudios en las comunidades, y junto al estudio de la diversidad cultural, en una sociedad altamente diversificada, surge un nuevo concepto que alcanzó gran éxito: “baja cultura”, y también utilizan el término de subcultura[6]. De esta manera los sociólogos distinguen las subculturas según las clases sociales y según los grupos étnicos e incluso llaman subcultura de los jóvenes, de los homosexuales, etc. Otro aspecto de significación en la sociología de la época es la continuidad a través de las generaciones de las culturas o subculturas de los diferentes grupos sociales, para lo cual adoptan la noción de socialización[7]. Según Emile  Durkheim fundador de la sociología francesa “cada sociedad transmite a los individuos que la componen el conjunto de normas sociales y culturales que aseguran la solidaridad entre todos los miembros de la sociedad y que ellos deben, con mayor o menor obligación, hacer suyas[8].

Un nuevo alcance teórico en el tema, a pesar de sus limitaciones representó el estudio de los procesos de aculturación, término surgido dentro del culturalismo norteamericano, según el análisis de varios autores es el proceso mediante el cual una persona se identifica a medias con una cultura extraña a la propia, llegando incluso a adoptar los valores, creencias y costumbres de la cultura ajena.

Este término es analizado por varios estudiosos del tema entre ellos el sabio cubano Fernando Ortiz quién expresa:” Por aculturación se quiere significar el proceso de tránsito de una cultura a otra y sus repercusiones sociales de todo género. Transculturación es un término más apropiado”[9].

Propone, para esclarecer esta complejidad, el término transculturación, afirmándonos que: “…es un conjunto de transmutaciones constantes; es creadora y jamás acabada; es irreversible. Siempre es un proceso en el cual se da algo a cambio de lo que se recibe: las dos partes de la ecuación son modificadas. Emerge de ella una nueva realidad, que no es un mosaico de caracteres, sino un fenómeno nuevo, original e independiente"[10].

El término nos permite comprender mejor no solo el proceso de cambio sino la presencia de los rasgos de diversidad cultural que el mismo genera. La diversidad cultural es un término que va mucho más allá de lo que intentan definir académicos, intelectuales o investigadores, que se limitan en ocasiones a considerarla como la simple presencia de diferentes razas, etnias o culturas en un territorio determinado, otros han logrado profundizar un poco más en el asunto.

La gran mayoría de los autores coinciden en el papel preponderante de los procesos migratorios en la formación de la diversidad cultural: Hebert Pérez refiriéndose a los movimientos migratorios en el Caribe. El destacado investigador santiaguero  Joel James Figarola, consideraba los inmigrantes como protagonistas de la diversidad cultural, según este autor: “La historia del mundo es la historia de las grandes migraciones”[11].

La diversidad cultural en Cuba

La cultura cubana es resultado de un proceso de transculturación, a partir de la mescla de diversos flujos migratorios llegados al territorio en diferentes etapas del desarrollo histórico social  contribuyendo a la conformación de la nacionalidad cubana.

 La producción azucarera fue responsable de la introducción de centenares de miles de esclavos africanos, sustituyendo la masa aborigen exterminada durante la colonización española, con el objetivo de satisfacer las necesidades de los productores de azúcar.

La población de emigrantes forzosos africanos es aún indeterminada atendiendo al papel que jugó realmente el engaño de las cifras para la evasión de impuestos e incluso el comercio clandestino para perseguir las prohibiciones y límites a la exportación de esclavos. Las cifras oscilan por tanto según los cálculos de los diferentes autores que pueden ir desde solo unos cientos de miles hasta otros que las elevan a un millón o más. En cualquier caso se hizo evidente que la cifra de africanos y sus descendientes, llegó a ser considerable durante el siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, lo que llegó a representar un alto porciento con respecto a la población total de Cuba. Según Rafael López Valdés”…representaban todo un conglomerado étnico”, nos referimos entonces a africanos yorubas, congos, carabalí, araras, etc.

La esclavitud como eje fundamental de los procesos posteriores, marcó la sociedad colonial durante tres siglos y medio, lo que condicionó una lacerante desventaja económica para la ascensión social y el nivel de vida de los esclavos y sobre todo de sus descendientes.

Las nuevas exigencias de la industria azucarera en la etapa neocolonial, favoreció nuevos flujos migratorios. El gobierno de ocupación eliminó algunas leyes migratorias anteriores, y estableció la Orden Militar #155 del 15 de mayo de 1902, la cual se convirtió en la base legal de la política migratoria de la futura república.

Se pretendía entonces privilegiar la migración blanca y con ello contrarrestar uno de los temores más prejuiciosos de la colonia. Esto explica el creciente número de emigrantes europeos, principalmente españoles de diferentes regiones y nacionalidades, que llegan al país. Pero las expectativas de estos no estaban vinculadas a las necesidades de satisfacer la demanda de mano de obra barata para la industria azucarera que seguía siendo la base económica principal de Cuba. Esta inmigración blanca estuvo motivada principalmente por la penetración económica en el país de grupos inversionistas, vinculados al proceso de monopolización en sus respectivos países. La evolución productiva de la industria azucarera y la baja densidad demográfica de Cuba, incidieron en la falta de fuerza de trabajo para la cosecha de caña, por lo cual en 1911 un grupo de hacendados cubanos organizó la Asociación de Fomentos de la Inmigración, cuyo objetivo principal fue la importación de braceros antillanos, haitianos y jamaicanos, a partir de 1912.

La composición de la inmigración a Cuba cambió cuando se abrió legalmente el flujo migratorio con la aprobación del Decreto Ley no. 23 del 10 de enero de 1913, en el que se autorizaba a la Nipe Bay Company, de capital norteamericano, introducir mil trabajadores antillanos que serían empleados en las faenas agrícolas del entonces central Preston, actual Guatemala, en Santiago de Cuba. De esta forma se inauguraba una nueva trata negrera en pleno siglo XX. La información recogida en el cuadro no. 2, permite apreciar la composición de la inmigración al territorio cubano desde 1902 hasta 1930 y la incidencia de los haitianos y jamaicanos a partir de 1912 en el total de la población de Cuba por las razones ya referidas, es válido aclarar que la inmigración jamaicana se realizó en menor medida que la haitiana.

Estos elementos contribuyen a conformar las peculiaridades étnico-culturales de diferentes territorios del país y con ello a subrayar la intensidad que puede asumir la diversidad, vista ahora no solo por el resultado de las primeras transculturaciones que dieron origen a lo nuestro sino como consecuencia de las migraciones y los asentamientos de grupos étnicos que no se convirtieron en raíz de lo cubano sino en realidad étnico-cultural diversa y diferente de la primera.

Diversidad cultural avileña

Ciego de Ávila es una región joven, sin embargo, su historia y su diversidad cultural la han dotado de una identidad que sintetiza los mejores valores de la nación cubana

El poblamiento de esta provincia es el resultado de un proceso lento y prolongado. En este sentido se sabe que durante una buena parte del periodo colonial estuvo despoblada. El hecho que formara parte de la zona de desarrollo ganadero que se extendía entre Santi Espíritus y Las Tunas, incluida Puerto Príncipe, deja suponer que su actual territorio no estuvo bajo la influencia de la producción azucarera a lo largo de esta etapa, si bien la historia escrita refiere la existencia de dos importantes unidades azucareras ubicadas al sur, en el actual municipio de Venezuela, como las más importantes de su tipo entre un pequeño número de trapiches de limitada producción.

La zona comienza a tomar alguna importancia desde el punto de vista demográfico y económico entre los años 1870 y 1877, a partir de la construcción de  la Trocha Militar de Júcaro a Morón, y la creación de los municipios  Morón y Ciego de Ávila[12].

En los primeros años del siglo XX tuvo lugar la expansión del capital norteamericano hacia la parte centro-oriental del país, rezagada en su desarrollo en relación con el resto de la isla, con una burguesía arruinada por la guerra y con grandes extensiones de tierra deshabitadas, lo que sirvió para sentar las bases del posterior despegue influido por la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

De esta forma en los orígenes de la República la zona se convierte en destino preferido de inmigrantes internos y externos, debido al crecimiento de la industria azucarera que incidió directamente en el surgimiento de quince centrales y la construcción de los  Ferrocarriles Central y Norte de Cuba.

Los reportes del Censo de Población de 1919, recogieron un incremento de la población avileña de un 179,21% con respecto al de 1907, en este auge demográfico tuvo mucha incidencia, la afluencia de inmigrantes extranjeros, principalmente españoles, de ellos los de mayor presencia en el territorio fueron los gallegos, los asturianos y los canarios, y en menor medida los andaluces[13]. Además antillanos y asiáticos, cuya presencia en el territorio situaron a Ciego de Ávila y Morón, como una de las mayores receptoras de inmigrantes en el país.

Puede afirmarse que en casi todos los municipios que conforman la provincia de Ciego de Ávila, con la excepción de Florencia, la producción azucarera desde comienzos del siglo XX se convirtió en la principal actividad económica, lo cual hizo de la región uno de los más importantes en la producción de azúcar de Cuba en las primeras décadas de este siglo.

El florecimiento de la vida económica del territorio vino aparejado al desarrollo sociocultural, derivado de las nuevas posibilidades que generaba la industria azucarera, creó un marco de convivencia a partir de la coexistencia de diversos procesos socioculturales, que tienen su expresión en las tradiciones, costumbres, el auge de la música, la danza, el teatro, la décima, la narrativa oral, la artesanía, y las festividades que se desarrollan, con la mescla de raíces como la hispánica, africana, asiática, japonesa, jamaicana, haitiana, y otras como reflejo de una rica diversidad cultural

Aprovechamiento de la diversidad cultural en la provincia avileña

Para la proyección de la política cultural de la provincia, un pilar determinante, ha sido y sigue siendo la red de instituciones culturales con que cuenta el mismo, las cuales deben a través de su programación, enriquecer la vida espiritual de la población y mantener vivo el patrimonio cultural.

Sin embargo, aunque son indiscutibles los esfuerzos realizados para el aprovechamiento de la diversidad cultural y dar cumplimiento a la política cultural cubana, los resultados aún son insuficientes y el aprovechamiento de los recursos que se tienen tampoco ha sido óptimo, según sus beneficiarios, participantes y ejecutores. Lo anterior se hace más complejo cuando se trata de la atención a las particularidades culturales de los grupos de emigrantes y sus descendientes y la diversidad que ello implica en los contextos de las identidades comunitarias locales.

Proyecto de intervención para aprovechar las potencialidades de la diversidad cultural:

Implicaciones socioculturales

La presente investigación se estructuró en correspondencia con la Metodología para el Autodesarrollo Comunitario del Centro de Estudios Comunitarios de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. En esta metodología están contenidas cinco etapas fundamentales:

  • Intercambio inicial con el sujeto necesitado de la acción profesional
  • Exploración del escenario
  • Proceso de diagnóstico y búsqueda de soluciones
  • Evaluación
  • Sistematización

En la tercera etapa primeramente se desarrolla un proceso de diagnóstico, o sea, resultados obtenidos en la aplicación de los diferentes instrumentos. Se determinan las insuficiencias:

  • Desconocimiento de los componentes culturales que caracterizan la comunidad tanto en el marco institucional como en el comunitario
  • No existencia de un tratamiento adecuado a las culturas existentes
  • Perdida de tradiciones culturales

Factores condicionantes:

  • Insuficiente aplicación de la política cultural de la Revolución cubana
  • Lo institucionalizado actúa como obstáculo en la gestación de lo comunitario

Posibles acciones:

  • Lograr la integración de las instituciones culturales en la elaboración de los programas culturales
  • Generar un proceso de aprendizaje que genere el reconocimiento de las reales necesidades de la comunidad
  • Perfeccionar la participación y el protagonismo de la comunidad en la vida cultural de la localidad
  • Resaltar la significación sociocultural de la cultura local

Responsables: Líderes comunitarios, trabajadores de la esfera cultural y Coordinadora.

Se trabaja en sesiones   semanales, después de las 5:00pm. Teniendo en cuenta los elementos señalados en la matriz se elabora el siguiente proyecto que se titula: Proyecto para el aprovechamiento de la diversidad cultural.

Sesión 1: ¿Quiénes somos y que vamos a hacer?

Objetivos: Profundizar en las características personales que permitan la gestación como grupo y promover ideas generales sobre el aprovechamiento de la diversidad cultural.

Sesión 2: ¿Existe un patrimonio cultural avileño?

Objetivo: Inducir la comprensión de la contradicción entre lo que pertenece e identifica la cultura avileña y el desconocimiento desde lo comunitario sobre lo que representan y la necesidad de potenciarlo.

Sesión 3: Nuestra cultura es…

Objetivo: Indagar grupalmente sobre las características específicas de la cultura y promover la reflexión individual – grupal en relación al significado de la participación comunitaria en el desarrollo cultural.

Sesión 4: ¿Es la diversidad cultural un elemento importante para el desarrollo de la comunidad?

Objetivos: Elaborar el concepto de diversidad cultural en consenso grupal y reflexionar sobre la importancia de la diversidad cultural para el desarrollo de la comunidad.

Sesión 5: Los muros y la diversidad cultural.

Objetivo: Indagar grupalmente sobre los obstáculos que impiden un eficiente aprovechamiento de la diversidad cultural en la comunidad.

Sesión 6: Buscando soluciones

Objetivo: Elaborar acciones para superar o atenuar las problemáticas abordadas en sesiones anteriores y potenciar la diversidad cultural y fortalecer la identidad comunitaria.

Las implicaciones socioculturales de este proyecto están en función del:

  • Reconocimiento sociocultural de las culturas que forman parte de la diversidad existente, las cuales conforman la identidad de nuestra comunidad.
  • Gestación de un proceso de aprendizaje que genere el reconocimiento de las reales necesidades de la comunidad.
  • Propiciar la autoconciencia de las potencialidades que poseen los sujetos sociales que conforman la comunidad para condicionar un cambio que permita la emancipación cultural real.
  • Eliminar las representaciones sociales negativas en torno a la cultura africana y la de origen haitiano.
  • Cumplimiento de lo legislado en la política cultural de la sociedad cubana con relación al respeto a la diversidad cultural.

Conclusiones

 La diversidad de los procesos etnicoculturales del territorio avileño ha propiciado una rica diversidad cultural a partir no solo de los diferentes componentes formadores de la realidad cultural cubana actual sino de otros elementos identitarios formados en base a migraciones ulteriores.

La presente investigación propone el proyecto de aprovechamiento de la diversidad cultural en la provincia avileña, desde la Metodología para el Autodesarrollo Comunitario del Centro de Estudios Comunitarios de la UCLV, avalada teórica y metodológicamente.

Dentro de las principales implicaciones socioculturales del proyecto se encuentran: Reconocimiento sociocultural de las culturas que forman parte de la diversidad existente, gestación de un proceso de aprendizaje que genere el reconocimiento de las reales necesidades de la comunidad, entre otras.



[1] Diversidad cultural, disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/ (consultado el 8 de septiembre del 2009).

[2] Colombres, Adolfo. (2001). “La emergencia civilizatoria de Nuestra América”, p-11.

[3] Diversidad cultural, disponible en Wikipedia, enciclopedia libre, disponible en: http://whc.unesco.org/ (consultado el 3 de agosto del 2008).

[4] “Del fenómeno de la transculturación y de su importancia en Cuba” en Ortiz, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Consejo Nacional de Cultura, p-98-104.

[5] Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, p-23.

[6] El término según Luis Brito es utilizado como un  instrumento de adaptación y supervivencia de la cultura de la sociedad. La subcultura se impone en la medida  que lo hace el grupo o clase que lo adopta, se le confiere un importante papel a los sectores marginados de la sociedad como creadores de subcultura, cuando una subcultura contradice la cultura dominante se convierte en contracultura. en  Brito García, Luis. El imperio contracultural: del rock a la postmodernidad, p-17.

[7] Se entiende como un  proceso de integración de un individuo a una sociedad dada o a un grupo particular a través de la interiorización  de los modelos culturales de una sociedad dada o de un  grupo.

[8] Cuche, Denys (1996). La noción de la cultura en las ciencias sociales. Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, Argentina.

[9] “Del fenómeno de la transculturación y de su importancia en Cuba en Ortiz, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Consejo Nacional de Cultura, p-98-104.

[10] Ortiz, F. Ob. cit., p. 98.

[11] James Figarola, Joel. Migraciones y movimientos `populares. En Revista “Del Caribe” No 51, 2007, p-111.

[12] Armengol, Álvaro y otros (2006): Ciego de Ávila del cacicazgo al siglo XIX.Ediciones Ávila, Ciego de Ávila.

[13] Vila Morera, Vivian (2008): Las narraciones orales de origen hispano en Ciego de Ávila, Tesis en opción al grado científico de Máster en Ciencias, Instituto Superior de Arte, Camagüey.





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